Según cifras recientes, existen en España alrededor de 1.385.037 personas en situación de Dependencia reconocida y cerca de 160.000 pendiente de valoración. Esto representa el 3% de la población total y se estima que esta cifra vaya en aumento como consecuencia del envejecimiento de la población.
Pero ¿quién se hace cargo de esta situación? Las personas dependientes son atendidas, principalmente, por sus familiares mas cercanos. El perfil del cuidador suele ser mujer en un 90 % de los casos, y muchas de ellas, abandonan sus puestos de trabajo para atender a su familiar y encargarse de esta difícil tarea.
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Recomendaciones para el cuidado de personas dependientes
Cualquiera de nosotros puede convertirse, de un día para otro, en cuidadores de personas dependientes y vernos inmersos en esta situación inesperada. Lo gestionaremos mejor o peor, pero lo que seguro sí vamos a necesitar son recursos y herramientas para afrontarlo y no terminar con el “síndrome del cuidador quemado”.
Si no tomamos las medidas adecuadas, la sobrecarga de esta tarea puede provocar hastío, agotamiento, ansiedad, estrés, baja autoestima, abatimiento, crispación, y seguramente, muchos dolores de espalda a los que no estábamos acostumbrados.
Así que, si identificamos algún síntoma u observamos que nuestra capacidad física o psíquica empieza a verse afectada, deberemos ponernos en marcha de inmediato y realizar alguna de las siguientes recomendaciones:
- Acudir a los profesionales adecuados para pedir asesoramiento y ayuda: servicio de SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio), servicios sociales, asociaciones relacionadas con la enfermedad o grupos de ayuda.
- Pedir ayuda a otros familiares y aceptarla de buen grado si nos la ofrecen. Pedir ayuda no es signo de debilidad, todo lo contrario. Hacerlo todo nosotros tampoco tiene sentido y tener ayuda de los demás nos servirá para afrontarlo mejor.
- No colaborar o fomentar más la dependencia. Es de vital importancia que la persona dependiente conserve toda la autonomía que le sea posible. Anímala y motívala y, sobre todo, pongamos límites a sus demandas si hubiera que hacerlo.
- Apoyarse en el círculo de amigos ya que estos nos darán el apoyo emocional que necesitamos en este momento.
- No olvidarse nunca cuidarse a uno mismo. Necesitamos estar bien para cuidar de nuestro familiar: descanso de calidad, cuidar la alimentación, hacer algo de ejercicio si es posible y dejarse algún hueco para hacer cosas que nos gustan y distraigan.
- No dejar de lado al resto de nuestra familia ya que esto también puede generar tensiones con los hijos o con la pareja. Debemos reservar tiempo de calidad para estar con ellos.
- Aprender a detectar las señales de alarma de nuestro cuerpo que nos indican cansancio o abatimiento. No lleguemos al límite para reaccionar.
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Desde Cuidama también os recomendamos la lectura del libro de “Aprendiendo a Cuidar” de Marta Val, psicóloga clínica especializada en el cuidado de personas con discapacidad o dependientes y el cuidado de sus familiares y donde encontrarás consejos y herramientas muy valiosos para cuidarte.